BDSM

¡Arre, yegua! El juego de ponies

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Una de las actividades que está cogiendo más moda ahora mismo dentro del BDSM es, sin duda, el juego de pony. Se trata de un juego de dominación y sumisión donde se va más allá porque hablamos de convertir a ese sumiso o sumisa en un animal y tratarlo como tal.

De hecho, por internet podemos ver vídeos de mujeres u hombres que son tratados como caballos, con bridas y todo, y que son atados a carros para, una vez que el dominante se sube, tenga que tirar del carro para llevarla de un lado a otro (por supuesto, no públicamente ya que eso atentaría contra muchos derechos y podrían ir a la cárcel).

Sin embargo, el dormir en un establo, el ser tratado como un animal, llevar silla de montar, cascos, cola incluso (puesta a través de un plug anal) y muchos otros “juegos” son habituales en los juegos de ponies que cada vez llaman más la atención y están a un paso de lo que podríamos considerar zoofilia.

Es por eso que este tipo de juegos ha de ser consentido por ambos, es decir, debe gustarles a las dos partes, dominante y sumisa. Hablamos de un juego en el que la persona sometida no tendrá voz, porque será un animal, y por cualquier cosa que haga mal recibirá un castigo, a veces físico, a veces verbal o mental, y será el dominante quien esté completamente a tu cargo para educarte bien. Si lo haces bien, te recompensará con caricias, y quizás otras cosas, pero si no… Ya sabes lo que te espera y puede llegar a ser duro.

Por supuesto, no se puede esperar realizar este rol mucho tiempo ya que podría provocarse algún daño mental (el querer seguir siendo animal siempre porque se siente mejor en ese estado). Es por eso que el dominante tiene que ser experimentado y no permitir que transcurra mucho en esta práctica, además de no utilizarla siempre, hay que variar o al final los dos se acabarán aburriendo y no es ese el objetivo, ni de esta actividad, ni del BDSM en sí.

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