Ignasi Puig

Capital Erótico

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El otro día estaba con un grupo de adolescentes en un instituto dando clases y, en una pausa de la explicación, se me acercan un grupo de chicos y me preguntan: “oye Ignasi, tú que sabes, dinos cómo tenemos que hacer para pinzar bien.”

Más allá de que me encanta la expresión de “pinzar bien”, fue la ocasión ideal para ir derribando los mitos que se deben de haber creado en su imaginario sexual. Nuestrxs adolescentes (y lxs adultxs también) van por la vida pensando que el gran qué para ser deseable para otras personas es, por ejemplo, el tamaño del pene. Si no tengo un cimbrel largo, grande, bien erecto y capaz de estar bombeando durante 20’ o más, no soy nadie en la cama. O en el caso de las chicas, debo de tener orgasmos vaginales, y correrme de forma explosiva… ¡al mismo momento que él! Y les expliqué, cómo no, el concepto del capital erótico. De cómo el capital erótico es aquella suma de nuestros activos y nuestros pasivos que nos haces ser seres sexualmente competentes, con un potencial para crear buen sexo.

Al contrario de lo que cree una gran parte de la gente, el tamaño del pene o el llegar a la vez no es más que una ínfima parte del capital sexual de una persona. Que otras partes integrantes son, por ejemplo, la creatividad de una persona, el ritmo con el que baila, su romanticismo, ser detallista, la apertura de mente… un elenco muy variado de capacidades, destrezas, características físicas y mucho más. Como pasa con la economía, cuando una persona centra su capital erótico en una sola característica, es muy probable que, si ese valor baja en el mercado, su competencia baje también, llegando a desplomarse. En cambio, una apuesta por valores de diferentes sectores puede asegurar que la suma de todos ellos dé un capital total bien elevado, al mismo tiempo que resisten mejor los embates. Habrá combinaciones más conservadoras, otras más arriesgadas que si bien pueden llevar al fracaso, también dan grandes beneficios. En el fondo pero, se hace necesario que cada unx se sienta cómodx con su combinación (no firmes nada que no entiendas!).

Vale, muy bien. Pero, ¿cómo sé cuál es mi capital erótico ahora mismo? Hay dos ejercicios muy fáciles que te pueden ayudar. El primero es hacer un análisis DAFO de tu situación actual. Para los que no conozcan esta técnica típica de la gestión de proyectos, se basa en dividir una hoja de papel en cuatro partes dibujando dos ejes (vertical/horizontal). Uno de los ejes hace referencia a lo positivo y lo negativo. El segundo, refiere a si es algo interno tuyo o externo a ti. Así, un cuadrante hará referencia a aquello negativo que tienes tu (tus Debilidades), otro a lo malo que te viene de fuera (las Amenazas), el tercero aquello bueno que tienes tú (tus Fortalezas), y finalmente lo bueno exterior (las Oportunidades). Piensa ahora en qué cosas rodean tu sexualidad y sitúalas en los cuatro cuadrantes, para al final sacarle el máximo partido a las fortalezas y oportunidades, y aplicando acciones que ayuden a corregir las debilidades y a frenar las amenazas. Un segundo ejercicio está en pedirle a las personas con las que hayas tenido sexo que te escriban en una carta (o mensaje de Whatsapp o lo que lea) su propia valoración de tu capital, tanto lo positivo como lo negativo. (¡sobretodo! No te tomes a mal lo que te digan de malo. En el fondo te ayudará a mejorar.). A menudo, desde dentro del bosque no vemos claramente dónde estamos, y una visión externa nos ayudará a ver dónde estamos y hacia dónde podemos ir. Son dos ejercicios de diagnosis, luego te tocará emprender acciones para implementar cambios. Y ésta, es la parte más divertida de todas. Sobre todo, pensando que el resultado final es de lo más gratificante.

Quizás tengas un capital erótico más grande de lo que te creías, sólo que había activos que no tenías en cuenta. Si identificas todo lo que tienes, y aprendes a sacarle el máximo partido, de seguro que el sexo se puede volver algo más genial todavía. Y sí, podrás “pinzar bien”.

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