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Chemsex o el sexo con drogas

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Uno de los fenómenos que está proliferando, sobre todo entre los jóvenes, es uno que ha puesto en alerta a muchas asociaciones y médicos: el chemsex, o lo que es lo mismo, tomar drogas para practicar sexo.

Esta práctica, que se originó en Reino Unido o Estados Unidos, se ha ido popularizando en otros países que han visto un aumento de la utilización de drogas en las relaciones sexuales lo que puede provocar serias consecuencias, entre ellas la infecciones de VIH o enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados o incluso las violaciones.

Entre las drogas psicoactivas durante las relaciones sexuales sexuales, sobre todo entre hombres. Entre esas drogas, se están poniendo de moda la mefadrona o metanfetamina y desinhibidoras como GHB o Ketamina. Los expertos ya alertan: “ pueden favorecer conductas sexuales de riesgo con la posibilidad de contagio de infecciones como el VIH o la hepatitis C, así como otras infecciones de transmisión sexual”.

El perfil de las personas que suelen practicar el Chemsex son varones de unos 39 años con estudios universitarios y empleo estable. Tienen ingresos superiores a más de 1.000 euros y sexualmente son muy activos además de gustar utilizar las drogas para disfrutar de esta experiencia.

Consecuencias del chemsex

Utilizar drogas para el sexo, igual que si fueran para el disfrute, puede traer consigo innumerables consecuencias que hay que tener en cuenta. Una de ellas es la dependencia de la droga, en este caso para disfrutar del sexo, pudiendo aparecer disfunciones sexuales solo por el hecho de no tomarlas.

Otra consecuencia común en el chemsex son los “días perdidos”, es decir, no comer ni dormir durante un periodo de tiempo en el que la droga nos deja inapetente con el consiguiente daño en la salud.

El contagio sexual, sobre todo al no tomar precauciones, puede ser otra consecuencia grave. De hecho muchos se olvidan, por el subidón de las drogas, de protegerse y se lanzan al sexo salvaje sin tener cabeza para protegerse antes de que sea demasiado tarde.

Esta práctica peligrosa está a la orden del día en estos momentos pero puede resultar muy peligrosa y no conviene ni siquiera probarla. El sexo ya de por sí puede ser muy placentero si se usa el tiempo necesario para hacerlo.

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