BDSM

Cómo se educa a una sumisa

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Dentro del BDSM hay muchos temas a tener en cuenta antes de entrar a jugar y sobre todo de saber quién es el amo que más te puede ayudar a ser sumisa. Pero, para que haya una relación de dominación y sumisión, también hay que pasar por una educación, es decir, un entrenamiento para que esa persona aprenda lo que quiere el dominante de ella. Y eso a menudo es lo que llega a consolidar una relación, o a que ésta no se concrete.

Entrenar o educar a una sumisa, según la persona a quien se le pregunte, puede ser una cosa u otra. En el caso de dominantes muy experimentados, se podría decir que educar a una sumisa no es sólo inculcar el hábito de obediencia y enseñarle a complacer al Amo, sino también ayudar a que ella confíe en que ese dominante va a hacer las cosas para ayudarla a ella a ser mejor persona y, más aún, a llegar hasta el placer máximo a través de su dominación.

Y es que los dominantes al principio pueden ver con gracia que una mujer se comporte de una manera o de otra pero, cuando pasa a ser sumisa, deberá seguir las reglas que le imponga su dominante y, con ello, a respetarlo ya que, una falta de educación, no solo afecta a la sumisa, sino también al dominante al no haber sabido educarla.

Por supuesto, no todos los dominantes tienen una guía igual para educar. Habrá algunos que usen la mano dura, otros que lo hagan a través de los refuerzos positivos, otros que lo hagan de otra forma. Cada uno tiene su librillo (como esa frase conocida de “cada maestrillo con su librillo”) y es por eso que dependerá de con quién se esté para que el aprendizaje sea de una manera o de otra. Sin embargo, todos llegan a un mismo objetivo: que la persona sumisa sepa comportarse en cualquier situación, tanto en público como en privado y que confíe en esa persona a quien le da toda la voluntad para demostrarle lo importante que es ella y lo que puede hacer o sentir si se deja.

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