¿Has oído hablar alguna vez del síndrome de los ovarios rosas? Espera, espera, ¿y si te decimos del síndrome de las bolas azules? Tranquila, que no nos hemos tomado nada pero resulta que esos términos que te han dejado con los ojos como platos y que, sin duda, te llaman la atención y quieres saber de lo que hablamos, existen. Son enfermedades reales que pueden tener las mujeres o los hombres.
Pero vayamos por partes. Por un lado el síndrome de los ovarios rosas es en realidad una enfermedad que puede afectar a las mujeres y que puede ser muy dolorosa.
Por el hecho de ser un problema femenino no quiere decir que solo dé lugar en el sexo. Lo cierto es que el síndrome de los ovarios rosas es en realidad una congestión de los ovarios que no tiene por qué darse cuando una mujer no llega al orgasmo, puede producirse por problemas ginecológicos, urinarios o gastrointestinales. Esto provoca que los ovarios puedan volverse de un color rosado y que ese color se transmita a través de la piel a la zona genital.
En el caso del síndrome de las bolas azules ocurre lo mismo; es una congestión de los testículos que, en esta ocasión sí, se produce cuando el hombre no culmina el acto sexual. Es entonces cuando se produce un dolor intenso en la zona genital y, la piel del escroto, se vuelve azulada.
Cuando eso ocurre, el flujo sanguíneo y linfático aumenta en los genitales y los músculos se contraen con fuerza provocando que pueda tener un aumento de los testículos del 50% (se verán mucho más grandes). Normalmente, si se llega a término los músculos se relajan pero, si se interrumpe, es como si se quedara allí un pellizco, de ahí que sea doloroso.
En principio no podemos decir que sea algo normal pero si se produce en varias ocasiones a lo largo de las relaciones sexuales (para los hombres) o en cualquier situación (para las mujeres) conviene ir con un especialista para que pueda evaluar el problema y darle alguna solución a fin de no sufrir ese problema.
