Las personas pasamos la mitad del día en el trabajo, y la otra mitad en casa. Para muchos, el trabajo es una segunda casa, a menudo hasta la primera, porque pasamos despiertos más tiempo en él que en casa. Eso implica que los compañeros de trabajo sean un pilar importante. Y que a veces nos liemos con ellos.
No es algo que se diga sin cifras. Según una encuesta realizada por el sitio web Business Insider, a más de 2500 personas, se establece que el 84,5% de las personas han fantaseado con algún compañero de trabajo, ¡o incluso con el jefe! Y por supuesto, también hay un tanto por cierto de personas que han acabado con su compañero de trabajo (o compañera).
La tendencia hoy día es esa, tener algún affair con un compañero de trabajo, con los que pasamos ocho horas, como mínimo, al día, y que el roce y cariño puede llegar a convertirse en amor, o, como casi siempre, en sexo.
La única limitación que existe actualmente en las relaciones sexuales en el trabajo es para con el jefe. No es que no se den, sino que la jerarquía en este caso afecta negativamente en hacer realidad la fantasía que se pueda tener o en dar rienda suelta a esos deseos íntimos.
En cuanto a las relaciones entre compañeros de trabajo, nos encontramos con dos situaciones:
- Que el resto de compañeros sepa que son pareja. En este caso puede haber rencillas o problemas ya que consideran que una persona puede estar abusando o aprovechándose de la otra, sobre todo en casos en los que los departamentos o trabajos estén a distintos niveles. O que uno sea el jefe o la jefa de la pareja.
- Que el resto de compañeros no sepa que son pareja. Es la tendencia más habitual ahora mismo ya que, de ese modo, se obvian las tensiones que haya en el puesto de trabajo y se consigue minimizar un ambiente laboral estresante para ambos.
Lo que está claro es que la existencia de relaciones sexuales con compañeros existen, no solo entre personas solteras, sino también casadas, que pueden considerarse infidelidades para con la pareja, se conozcan o no.
