En estos momentos, parece que todo es considerado un fetichismo. Lo cierto es que cualquier objeto que tenga algún significado sexual, puede ser un fetiche. Por ponerte el objeto más común y normal: un bolígrafo Bic. A simple vista dirías que es un bolígrafo y ya está. Pero, ¿y si lo ves como un instrumento para tocar ciertas partes de un hombre o de una mujer? Ya adquiere una connotación sexual y, por tanto, eso puede ser considerado un fetiche porque, para una persona, ya tiene su atracción al utilizarlo en algo relacionado con el sexo.
Como decimos, cualquier objeto puede ser un fetiche: pueden ser unos tacones altos, una ropa sexy, botas, perfumes, cualquier cosa que se te ocurra. Y desde ya te decimos que no tiene nada de malo tener fetiches. De hecho, si ambas personas están de acuerdo, el fetiche puede formar parte de la relación sexual sin ningún problema.
En el BDSM hay algunos fetiches muy comunes como por ejemplo los corsés en el caso de las mujeres, Amas o sumisas, o el uso de tacones muy altos, que hasta sería difícil caminar con ellos. Pero no solo en mujeres, en el caso de los hombres, los trajes, la ropa formal puede ser un fetiche para una mujer; o el que no se afeiten (porque adoran la sensación de la barba por su piel, sobre todo si es de 1-2 días). Otros quieren la piel afeitada por la suavidad que hay en ella. Como ves, hay muchos y muy variados.
El problema del fetichismo viene cuando la relación sexual se lleva a cabo solo cuando ese fetiche entra en escena. En ese momento el fetichismo puede convertirse en una obsesión, hasta el punto de no culminar la relación por falta del mismo. Ahí empieza el problema grave para muchos (y muchas) y donde se deben tomar las riendas del asunto. Y es que puede que no siempre se disfrute de ese fetiche, bien porque la pareja no lo quiere, porque no se tiene en ese momento, o por otros motivos. Pero relacionar una relación sexual con el fetiche, siempre, no es lo mejor.
