Cristina Callao

¿Sabes qué hacer cuando tus hijos te preguntan qué es follar?

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Hablar de sexualidad con los hijos sigue siendo un tema temido por los padres. Por eso, muchos esperan a que los pequeños hagan las primeras preguntas y si son lo más tarde posible, mejor. Pero queridos padres y madres, siento informaros que eso suele ser un grave error.

Para empezar, me gustaría lanzaros unas preguntas y saber ¿cuántos nombres le damos a los pulmones? ¿Y a los riñones? Entonces ¿por qué nombramos a los genitales de mil y una forma menos su nombre real?

Los niños y niñas necesitan aprender que sus genitales tienen un único nombre y que utilizarlo de manera correcta, es lo más saludable y no deben avergonzarse.
En las primeras etapas el descubrimiento del propio cuerpo es esencial y hay que tener en cuenta que las asociaciones hacia lo vulgar o lo “moralmente escandaloso” sólo es una asociación que hacemos los adultos. Con esto quiero decir que cuando nuestro/a pequeño/a de 6 años -por ejemplo- nos pregunta ¿qué es follar? Escandalizarnos, reñirlo y/o no darle respuesta, no es la mejor alternativa. Pues seguramente no sepa a qué refiere y como referentes, busca vuestra respuesta y saciar su curiosidad.

Lo ideal es construir una puerta al dialogo desde edades tempranas y para eso hace falta creer que la sexualidad humana es importante y necesaria en nuestro desarrollo.

Por eso os propongo unos tips que seguramente os puedan servir:

• No esperes a que el/ella te haga preguntas, como padre/madre debes buscar un momento adecuado (sin prisas, que el contexto acompañe, etc.) para iniciar con uno de los temas que más seguro/a os sintáis; reproducción, identidad de género, primera menstruación, etc.
• Hay que llamar a las cosas por su nombre. Llamar pene al pene y vulva a la vulva.
• Preguntadle que sabe ella acerca del término “follar” y explicarle que es una actividad que practican las personas cuando alcanzan la madurez y porqué los 2 están de acuerdo y les apetece, así mismo, explicar en qué consiste –no hace falta dar detalles-. Para ello se puede recurrir a libros o imágenes anatómicas.
• Hay que adaptar el discurso según su edad, pero nunca engañar y, aunque no nos lo creamos, ellos/as entienden mucho más de lo que nos imaginamos. Si regañamos, estamos cerrando una puerta muy valiosa al diálogo.
• Si hay algo que no sabemos como contestarlo, podemos ser sinceros con nuestros hijos y comentarles que buscará la información para responderle lo antes posible (pero no sirve como excusa, hay que buscar cómo explicarlo y ser nosotros quien demos pie a hablarlo).
• Lo más importante de todo es que tu hijo/a sepa que puede preguntarte lo que sea.

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