Ysabel Velásquez

ASMR: El orgasmo cerebral

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¿Te ha pasado que, por alguna razón desconocida, sientes un hormigueo en la cabeza que recorre tu espalda con una sensación tan placentera que te causa una relajación inmediata? Eso es lo que hoy se conoce como ASMR – Siglas en Inglés de Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma –  y sí, ha sido descrito como el orgasmo cerebral. Es un fenómeno fisiológico en respuesta a determinados estímulos visuales, auditivos o cognitivos que desencadenan una respuesta que generalmente comienza en el cuero cabelludo y que se expande a otras regiones de la anatomía. La intensidad es variable y tiene a desaparecer en pocos segundos. Los espasmos placenteros puede repetirse a intervalos de pocos segundos durante todo el tiempo que dura la exposición al estímulo, y le sigue una gran sensación de relajación.

¿Qué tipo de situaciones los producen? Se ha observado que son aquéllas en las cuales se conjugan varios tipos de estímulos auditivos y visuales: el sonido de las tijeras al cortar el cabello, arrugar un papel, el sonido que generan las superficies rugosas, observar a alguien desenvolver con parsimonia un regalo o realizar una actividad con suma calma como maquillarse, pintar, cumplimentar un formulario, cocinar o hacer origami, escuchar voces susurrantes o patrones de conversación pausados, acompasados y constantes. Estos estímulos  pueden recibirse de manera accidental o intencional. El ASMR se ha convertido en una forma popular no sólo de obtener placer no sexual sino de alcanzar la relajación necesaria para combatir el insomnio, una pandemia en la atribulada vida cotidiana, por lo cual es un tema frecuente para la producción de videos compartidos en You Tube que muestran toda clase de situaciones  donde se conjugan varios tipos de estímulos, se han vuelto tan populares que han viralizado el fenómeno.

Más allá de la tendencia, muchos hemos experimentado el orgasmo cerebral en algún momento  de la vida, pero por tratarse de una experiencia de difícil explicación, cuyos mecanismos neurológicos o zonas cerebrales involucradas aún no han sido precisados, no es algo que se convierta en tema de conversación frecuente.

En La Señora Dalloway (1925), novela de Virginia Woolf, hay una descripción bastante detallada del fenómeno ASMR: “”K…R…”, dijo la niñera, y Septimus la oyó pronunciar junto a su oído: “Cay. . . Arr. . .” con voz profunda, suave, como un dulce órgano, pero con una cierta nitidez, que rascó deliciosamente la espina dorsal de Septimus, y mandó a su cerebro oleadas de sonido que, al chocar, se rompieron. Fue un maravilloso descubrimiento: la voz humana, dadas ciertas condiciones atmosféricas (ante todo hay que ser científico, muy científico), ¡puede dar vida a los árboles!”

Es necesario  acotar que la medicina aún no avala la existencia del ASMR. Steven Novella, director de Neurología General en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale ha expresado que el fenómeno debe investigarse con métodos de diagnóstico por imágenes como la resonancia magnética funcional (IRMf) y la estimulación magnética transcraneana con el fin de estudiar el funcionamiento cerebral de personas que lo experimenten.  Novella apunta que los circuitos neuronales no son iguales en todos los seres humanos y que quienes experimentan ASMR deben tener características distintivas.

Otra hipótesis es que el ASMR es una respuesta de la memoria residual de nuestra primera infancia vinculada al efecto calmante de la voz materna, y sus minuciosos cuidados al bebé. Otra teoría apunta a un recuerdo más lejano, un vestigio de nuestro cerebro primate, que se calmaba con las caricias de la madre y que ahora las recuerda sólo viendo y escuchando ciertos estímulos visuales y auditivos parecidos, sin necesidad del tacto.

Así como su contraparte sexual, en el orgasmo cerebral no todos los estímulos son placenteros para todas las personas, así que cada quien experimentará sensaciones diversas ante situaciones similares, sólo debemos estar abiertos a experimentar, sin estar predispuestos a alcanzarlo como meta. ¿Por dónde empezar? Los susurros, la lectura en voz baja de poesía, una novela romántica, o decididamente erótica – con la advertencia de que si es esta tú opción puedes terminar entre las sábanas –  es un buen punto de partida para disfrutarlo en pareja.

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