Durante este año hemos oído la expresión “líneas rojas” en muchas ocasiones, de la mano de la política. Aquí llamaremos líneas rojas a aquellas cuestiones totalmente innegociables para cada miembro de la pareja. Aquellos límites insalvables, que de pasarlos podrían suponer el fin de la relación. Aquellos proyectos tan deseados que de no ser compartidos, harían tambalear los cimientos de su vida en común.
Una línea roja podría ser perjudicar la relación de nuestra pareja con sus amigos. Si tu pareja critica a tus amigos en tu presencia, o quiere estar siempre presente cuando quedas con ellos, es posible que te haga sentir incómodo/a. Lo mismo podría aplicarse con la relación con todos o algún miembro de tu familia. Si tu familia y tus amigos son importantes para ti, no debes dudar en aclararle a tu pareja que no te gusta que se comporte de ese modo.
Otra línea roja, a menudo insalvable, es la infidelidad. Si para ti ese tipo de engaño es imperdonable, y se da, entonces es difícil que la relación pueda continuar. Si no lo es, habéis llegado a algún acuerdo sobre el tema, o simplemente no llegas a enterarte, entonces puede que tu relación no se vea dañada. Si para ti era imperdonable, pero decides perdonar, entonces es importante volver a replantear la posición de ambos en la pareja.
Quizás aquello que para ti está fuera de todo debate es el matrimonio. Si para ti es algo imprescindible y tu pareja no quiere, o viceversa, entonces es posible que se derive una discusión infinita. Ninguno de los dos debería, a priori, renunciar a sus deseos o creencias. Si alguno de hecho lo hace sin estar completamente seguro/a, diversas emociones pueden poner en peligro la estabilidad de la relación.
En la misma línea, otro punto innegociable puede ser el tener hijos. Si uno de los dos quiere tenerlos pero el otro no, difícilmente va a haber una solución. La decisión de ser padres/madres ha de ser tomada de manera segura y responsable. Tener un hijo no puede ser una forma de retener a tu pareja. Ni tampoco renunciar a tenerlo cuando es tu deseo.
¿Cómo afrontar entonces las líneas rojas? La comunicación es una de las herramientas que nos ayudarán. Hablar de lo que queremos y de lo que no, tratar de entender la perspectiva del otro, ver si es posible la flexibilidad en algún aspecto. Ver si hay un futuro para ese “nosotros/as”.