Cuando se practica mucho sexo, las posturas sexuales se hacen, a menudo, hasta por inercia, y es habitual que las conozcas a la perfección. Sin embargo, hay ocasiones en que se hacen de tal manera que no se consigue el máximo disfrute, al menos para uno de los dos en la pareja, y no es porque no se tenga en cuenta al otro, sino porque realmente no se sabe que se está haciendo mal.
Por eso hoy vamos a ponerle remedio y a hacer que las relaciones sexuales, en la postura que sea, tengan un beneficio para ambos. Así que aprended:
En el misionero. El misionero tiene una cosa muy mala, que la persona que está en la parte de abajo parece que ha de quedarse de manera pasiva, que no puede hacer mucho, menos si se le echa encima el de arriba. Así que usa las manos y trata de tocar en otros puntos, que note que disfrutas porque, de esa manera, también le puedes dar las claves para que haga cosas que te exciten más, o hacer tú algo que lo catapulte al placer.
En el 69. ¿Por qué será que cuando pensamos en esta postura solo tenemos en cuenta que es echarse sobre el otro para que su boca haga las cosas? Pues no, debes dejar espacio, no ahogar a la otra persona con el peso, y sobre todo ayudarlo, que no siempre es fácil hacer sexo oral y además no te puedes mover.
En la vaquera. Es una de las mejores posturas para las mujeres pero tienes que tener cuidado porque puedes “pisarle” el pene al hombre o darle pellizcos que son muy molestos. Además, si los movimientos son muy bruscos y el pene se sale, ¿sabes que lo puedes fracturar?
En el perrito. Si te gusta la penetración por detrás, intenta que haya una buena penetración bajando el cuerpo y dejando levantados los glúteos. De esa manera vas a conseguir que la penetración sea más enriquecedora y placentera.
En el sexo de pie. Cuidado, mucho cuidado con los resbalones porque, al tener que penetrar y moverte, puede haber resbalones y al final no será nada satisfactorio.