El fisting es en realidad una técnica de penetración extrema que puede llevarse a cabo en el caso de mujeres pero también en los hombres. Se trata de una práctica en la que hay que tener mucho cuidado porque has de introducir la mano entera en la vagina o el ano de otra persona (en el caso de los hombres, en el ano).
Para practicarla, lo importante es tener una precaución previa ya que requiere de ciertos cuidados, sobre todo la persona que va a introducir la mano (o el puño) para evitar hacer daño a esa persona.
Cuidados para hacer fisting
En este caso vamos a dividir los cuidados según la persona:
Para la persona que soporta el fisting: necesita realizar una buena higiene en la zona (ya sea el ano o la vagina) así como limpiar bien la zona. Si es en el ano, es posible que requiera de laxantes para tener vacía esa zona (y lo más desinfectada posible). Debe estar tranquila y relajada en la práctica y avisar de cualquier dolor que pueda sentir, si es o no soportable.
Para la persona que realiza el fisting: necesita una buena higiene previa, utilización de una adecuada lubricación, y en algunos casos también el uso de un condón o algo similar para evitar introducir la mano sin más (un guante esterilizado o algo parecido). Debe tener las uñas cortas o evitar abrir la mano en el interior para no hacer alguna herida o desgarro interno que puede infectarse y causar problemas a la otra persona.
La penetración ha de realizarse de manera progresiva, dilantando poco a poco la vagina o el ano y con tiempo para dedicarse a ello. Ha de ir introduciéndose poco a poco, primero los dedos, y conforme se vaya viendo que se dilata, la mano completa. La zona del pulgar es la más complicada y quizá la que más pueda doler pero una vez pasa puede soportarse bien.
En cuanto a las sensaciones, son muy extrañas al principio por el objeto que se tiene dentro pero aquellos que lo han practicado (y que disfrutan con ello), hablan de un placer muy intenso además de la posibilidad de que su pareja la excite desde el mismo interior.
