Como habrás notado, tu vagina segrega flujo. No es solo algo que haga cuando te excitas, sino que lo hace durante todos los días porque es un mecanismo de defensa contra las bacterias para mantener así un buen estado de salud en esa zona íntima.
El problema es que, a veces, las mujeres notamos algunos cambios en el flujo vaginal que nos hace alertarnos porque no es normal. En general, un flujo normal sería transparente o blanquecino. Pero, ¿qué pasa cuando cambia de color o de textura? ¿Quiere decir que estamos enfermas? Tranquila, vamos a analizarlo mejor:
Flujo acuoso. Si tienes un flujo mucho más líquido de lo normal, de color claro pero muy líquido, casi como orina, debes tener cuidado. No estás mal, pero sí es posible que durante esos días tu probabilidad de quedar embarazada sea mayor y, si no quieres hijos, tendrás que tomar algunas precauciones.
Flujo cremoso. Si tienes un flujo cremoso, blanco, como una pasta, y además mancha la ropa interior, quiere decir que hay algo en tu interior que están combatiendo (y ganando). Debes vigilar si cambia en los días siguientes y, si no es así, consultar con un profesional.
Flujo grisáceo. Un flujo de olor y apariencia desagradable puede implicar un problema de bacterias en tu interior que no va nada bien. En estos casos deberás extremar tu higiene y consultar con un profesional para que te ayude a que todo vuelva a la normalidad.
Flujo amarillento. Si tienes un flujo así, o de color verdoso y huele como a humedad, consulta con un médico de inmediato porque podría ser uno de los síntomas de una enfermedad de transmisión sexual.
Flujo marrón oscuro. Antes de la menstruación, es posible que tu flujo cambie y que sea más pegajoso, marrón oscuro y que, al cabo de unos días, desaparezca. Esto en general no es malo, pero si se produce sin que sea normal sí habrá que ver qué puede originarlo.
La higiene diaria en esta zona te ayudará a que tu flujo vaginal sea siempre el correcto ya que, de lo contrario, acabarás con problemas que pueden llegar a ser graves.