Si en un artículo anterior hemos comentado acerca de la excitación y de los problemas que se pueden encontrar en el caso de las mujeres, hoy nos queremos centrar en los hombres porque también ellos pueden tener problemas en la excitación que provoquen el temido “gatillazo”, una situación incómoda que puede obsesionar a la persona y hacer que no quiera mantener relaciones sexuales por miedo a que vuelva a pasar.
Excitación en los hombres
En el caso de los hombres los problemas de excitación suelen provocar dificultades para tener una erección o incluso para mantenerla.
Esto no tiene por qué ser algo anormal o una disfunción si no se produce varias veces. A menudo el estrés del trabajo, el hogar, etc. puede provocar esta problema porque se está tan agobiado por los problemas que el cuerpo se frena en el disfrute (como si no lo tuviera permitido). En general, hacer uso de la autoestimulación, de sexo oral, etc. puede ayudar pero también el erotizar el cuerpo masculino, es decir, no centrarse única y exclusivamente en los órganos sexuales sino en otras partes del cuerpo dejando esa para el final.
Algunos productos que pueden ser muy útiles a la hora de encontrar la excitación del hombre son los productos de masaje, masturbadores vibradores, etc. que ayudan a sensibilizar todo el cuerpo.
Esta es una de las técnicas recomendadas por expertos sexólogos ya que, con ella, se va perdiendo el miedo poco a poco y al mismo tiempo el cuerpo reacciona. Se debe hacer con paciencia, a veces sin que la estimulación tenga que acabar en la relación sexual propiamente dicha (coito) sino más bien jugando con la espera y el deseo sexual.
Otra opción son los vídeos eróticos que ayudan al hombre, ya que éste es capaz de excitarse visualmente en pocos segundos, a conseguir esa excitación que necesita con la otra persona. En este caso, si el problema en sí es la pareja, siempre se puede vendar los ojos y, a modo de juego, estimular a la pareja para que no piense, sino sienta. Es una forma de dejar la mente en blanco y sólo centrarse en lo que experimenta por parte de la otra persona.