En el BDSM, la práctica normal es que las personas se reúnan en el club de BDS; para mantener contacto con Amos/as y sumisos/as para encontrar a un buen compañero de juegos. Una vez se consigue, esas dos personas pueden quedar fuera del club de BDSM para llevar a cabo juegos, para establecer una relación de BDSM que no tiene por qué vincularlos a nada más que a ser Amo/a y sumisa/o en el momento en que están juntos.
Sin embargo, hay una práctica que muchos practicantes del BDSM consideran algo extremo por la enorme responsabilidad y carga que es: el 24/7. ¿Has oído hablar de él?
El 24/7 es como se le denomina a una relación de dominación y sumisión de veinticuatro horas, los siete días de la semana. Es, por tanto, una dominación pura para todo el día y una sumisión igual, algo que muy pocas personas pueden aguantar sin rebelarse, o que incluso para los dominantes, es algo imposible porque también ellos requieren tiempo para sí mismos, para no tener que estar pendiente de nadie, o para que sea otra persona el que se preocupe por ellos.
Este tipo de relación no es habitual, como hemos dicho antes, pero se da y hay casos de personas que lo siguen a rajatabla, incluso sin vivir juntos, con lo que sus vidas las tienen ligadas a la de ese compañero o compañera de juegos. ¿Cuál puede ser el problema? Pues los riesgos a nivel mental que pueden provocarse ya que, cuando se vive una práctica BDSM de 24/7, estás vinculada directamente con esa persona y puede ocurrir que, si la relación no va bien, o se corta, se pueda hacer mucho daño a una de las personas, con consecuencias muy negativas.
Podríamos pensar que esta relación sería la ideal para un matrimonio al que le guste el BDSM pero de nuevo debemos discrepar con una sencilla pregunta: ¿estarías dispuesta a obedecer cualquier cosa que te pidiera tu pareja? ¿Siempre? ¿Aunque no tengas ganas?
La gran diferencia entre el BDSM normal y el 24/7 es que, cuando se practica el BDSM, se hace porque se quiere. En cambio, en el 24/7, puede no apetecer en algún momento.