Cuando una mujer se queda embarazada, muchas veces el miedo a hacerle daño al bebé o a perderlo hace que, durante 9 meses, se abstenga de las relaciones sexuales cuando, en realidad, no tendría por qué hacerlo si no es un embarazo de riesgo. Sin embargo, los miedos, las dudas y demás pensamientos obliga a la familia a no tener relaciones. Pero, ¿realmente debería ser así?
A lo largo de un embarazo se suelen pasar por 4 etapas relacionadas con el sexo que son:
La presión. Cuando se decide tener un hijo, se pasa por una primera fase en la que se piensa que por follar como conejos se va a conseguir antes. Ojo, que a algunos les funciona, pero eso no quiere decir que vaya a funcionar de verdad porque, la presión y las ganas de tener un hijo pueden jugar en tu contra porque tu cuerpo lo interpreta como un riesgo y tienes más problemas para quedarte embarazada.
Miedo materno. Vale, ahora estás embarazada, y tenemos un problema. En el momento en que sabes que estás embarazada, cada vez que tu pareja se te acerca a esa zona íntima o intenta introducir algo tú te frenas, o pierdes toda la excitación dando paso al miedo: ¿y si le hacemos daño al bebé? ¿Y si me provocas un aborto? ¿Y si sangro? Todos esos miedos hacen que la mujer no disfrute del sexo y acabe contagiando al padre que también tiene sus dudas. ¿Lo mejor? Informarse de lo que puedes y no puedes hacer.
Miedo paterno. Cuando una mujer pasa la etapa del miedo, surge la del padre, porque al ver crecer al hijo en el vientre, entonces se da cuenta que ahí hay una vida y tiene mucho miedo en la penetración, miedo a que su bebé lo sienta, que le pueda hacer daño. Pero por muy grande que sea su pene, no va a llegar. Eso sí, ese bebé notará lo que le hace sentir a la madre, pero nada más.
Panza. Problema importante… porque sobre todo en el último trimestre del embarazo las madres tienen una panza y mantener sexo puede ser un problema, sobre todo en algunas posiciones. Así que cuidado.