A estas alturas muchas mujeres recordarán las películas Disney y cómo, desde pequeñas, nos inculcaban el que debíamos encontrar a nuestro príncipe azul, que la mayoría de las veces era él el que llegaba a nosotros, todo un caballero, agil, valiente, caballeroso, fuerte,… Vamos, uno que nos salvaba de todo.
Pero cuando llegas a cierta edad te das cuenta que, en la vida, hay más sapos verdes que príncipes azules y que no están ahí para poder apoyarte en ellos, sino para combatir la vida juntos. Sin embargo, ahora mismo las películas infantiles, las de Disney antiguas, han hecho mella en muchas mujeres y encontrarse con la realidad les ha supuesto una piedra en el camino. Una bastante grande.
Cuando se ven estas películas con la experiencia de la vida te das cuenta que tienen muchos errores, que no son, para nada, lo que la realidad de la sociedad te impone en el amor y que son solo ilusiones, como los libros románticos o eróticos. No decimos que no exista, pero hay muy pocas posibilidades de conseguir algo así.
De hecho, cada princesa enseña algo malo. Por ejemplo:
Blancanieves. Enseña que la belleza es algo por lo que las demás te tienen que envidiar, e incluso matar. Enseña que un hombre puede besarte sin apenas haberte visto o cruzado una palabra sin que tú digas nada, porque no puedes o no debes. Enseña que debes ser la “criada” de otras personas las 24 horas.
Cenicienta. También nos enseña que, debido a la belleza, las demás personas tienen que sentir envidia y maltratarla. Que si no eres guapa no tienes suerte en la vida (como les pasa a las hermanastras) y que con un baile ya tiene al príncipe prendido de ella, porque como es guapa… ¿Qué pasa, que para las feas no hay príncipe azul?
La Sirenita. Una sirena que se enamora de un humano, que cambia su forma de ser por ese príncipe a pesar de que después la deshecha (aunque sea por un hechizo) por otra. Pero no pasa nada, hay que perdonarle todo al hombre porque, en el fondo, la ama con locura. Y la ama simplemente por su belleza, ya que no puede hablar ni la conoce.