Ser sumisa, como hemos dicho muchas veces, no quiere decir ser tonta o perder tu capacidad para que te traten o te sientas bien con lo que haces. No eres una esclava, ni deberías sentirte mal por ser así. Por eso hoy vamos a darte los derechos que tienes como sumisa:
Derecho al respeto. Tienes derecho a demandar un respeto que, como persona, te mereces. Que seas sumisa no quiere decir que seas inferior a otras personas.
Derecho a respetarte a ti misma. Porque no por ser sumisa y plegarte a las órdenes de otro debes hacer cosas que a ti no te gustan. Para algo están los límites y la comunicación, y cuando algo no te gusta no deberían imponértelo.
Derecho a estar orgullosa. Ser sumisa es un orgullo porque sabes que tienes a una persona que está orgullosa de ti y tú misma deberías estarlo por cumplir lo que siempre has querido.
Derecho a estar segura. En el juego del BDSM no puedes tener miedo o asumir riesgos solo porque otra persona no tome la seguridad en serio. Si eso pasa, ese no es un buen amo.
Derecho a expresar tus emociones. Cuando hay sesiones de BDSM es normal que los sentimientos afloren y que puedas sentirte mejor o peor, de forma positiva o negativa. No deberías esconderlos solo por agradar a tu dominante.
Derecho a decir no. Si el dominante hace algo que no te gusta, o no quieres hacer, puedes decir NO. Incluso puedes dar la palabra de seguridad para hablar con él sobre lo que ha pasado y saber si ha hecho algo mal.
Derecho a ser feliz en BDSM. Las personas que practican BDSM lo hacen porque buscan un objetivo placentero, porque quieren sentirse bien. Y como sumisa, también tú tienes que experimentarlo.
Derecho a ser parte activa en una relación. De hecho, ser sumisa no quiere decir ser pasiva, también tú puedes iniciar el juego, ser pícara, ser “niña” y buscar a tu dominante, o buscarte castigos. Eso le dará un poco de vida a esa relación.