BDSM

Un Amo tiene que imponer

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Una de las características que tiene un Amo es la de imponer. De hecho es quizá un pilar básico para que su dominancia y poder se sienta, ya sea por una sumisa o por cualquier otra persona. Y para eso, la disciplina a la hora de educar estará muy presente.

Pero, ¿qué es la disciplina? Cuando escuchamos “disciplina” siempre pensamos en algo negativo como serían los castigos físicos pero no tiene por qué ser así. Aplicar disciplina a una persona sumisa no es otra cosa que corregir y cambiar la forma de actuar para que se adapte a lo que quiere el dominante, que siempre será lo mejor para esa sumisa. Se trata de conseguir, a través de la obediencia, el control completo de esa persona y conseguir que esté bien educada según las necesidades de ambos.

Debemos decir que la mayoría de dominantes que tienen una relación con su sumisa (hablando de relación en general, que no tiene por qué ser romántica) suelen disciplinar a las sumisas en muchas áreas, desde la sexual hasta en la salud, con un objetivo claro: hacer de ella una mejor persona y conseguir que saque todo su potencial. Porque muchas sumisas tienen dentro el poder y muchos Amos se dan cuenta de ello y quieren hacer que ellas se superen a sí mismas.

Un error en el que se cae es al pensar que la disciplina implica un castigo corporal. Esto no tiene por qué ser así ya que solo a través de una dominancia verbal, o incluso mental, se puede disciplinar a una persona. Pongamos un ejemplo claro. Un niño, cuando hace algo, sabe, porque lo miras de determinada forma, que lo ha hecho mal y se siente avergonzado de haberlo hecho. No ha habido un castigo físico, ni siquiera uno verbal, pero sí hay una disciplina mental al corregir a ese niño en su comportamiento.

En el caso del BDSM, el dominante puede hacer uso de ello, así como de otras muchas técnicas o elementos que le ayuden a que la persona sumisa acabe claudicando a sus órdenes (que, en cierto modo, también son las de la sumisa).

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