Cuando eres una adolescente, o incluso más pequeña, consideras que la relación de pareja es algo idílico, que vas a encontrar a tu “príncipe azul” y que vais a vivir y a comer perdices. Eso es lo que nos cuentan las películas infantiles.
Pero mantener una relación de pareja no es, ni mucho menos, fácil. Entre el trabajo de ambas personas, las amistades, llegar a casa y ocuparte de ella (los dos, se entiende), los hijos, etc. esto provoca que, al final, la pasión que se encendió en su momento pueda apagarse y que los problemas, el estrés y las discusiones hagan que la relación sea más difícil.
De hecho, muchas parejas prefieren tomarse un tiempo separados del otro para así descansar y relajarse sin tomarlo con la otra persona.
Siempre decimos que una relación de pareja tiene sus altibajos. No todo puede ser de color rosa, ni tampoco todo va a ser negro. El problema estriba en la pareja, en saber si realmente sois capaces de luchar por lo que habéis creado y recordar los sentimientos que se tenían al principio.
Ahora bien, habrá parejas que no puedan seguir juntas. Y por eso, aquí te vamos a dejar algunas señales:
No hay tiempo para los dos. Si tu pareja está siempre ocupada con sus cosas y no tiene tiempo para ti, pero sí para otras personas, entonces es que la relación se ha enfriado. Ten en cuenta que, si no tiene ganas de verte, quizá sea porque realmente ya no le interesas tanto.
No está interesado en tus planes. Cada persona hace proyectos, habla de su trabajo, de lo que le gustaría hacer. ¿Tu pareja te hace caso en eso? ¿O pasa de ti? Porque si es lo segundo te está dando a entender que no quiere que le cuentes nada porque no le importa.
No habla del futuro. Para tu pareja solo hay presente, y no le interesa saber lo que pasará a corto o largo plazo porque posiblemente no se vea contigo.
Hay más peleas. Si recrimináis defectos o problemas entonces la relación no va por buen puerto. Con esto no queremos decir que no deba haber pelea en una pareja; las habrá, pero pueden ser diferentes.
No hay relaciones sexuales. Ni tiempo para la pareja. Si cada uno estáis en una habitación, o estando en la misma parece que ya no hacéis nada en pareja; si tampoco hay intimidad ni relaciones sexuales, a la larga os vais a convertir más en compañeros de piso.