Con tantas aplicaciones para buscar sexo (en realidad “pareja”, pero no nos engañemos…), parece más fácil que antaño el poder disfrutar de nuestro cuerpo con los demás, pero el egoísmo personal provoca que siempre queramos más, por lo que cada vez somos más exigentes a la hora de nuestras encuentros más íntimos. Nos encanta complicarnos la vida.
Quedar para tomar algo, se ha convertido en toda una locura a ver si además de la coca cola o el café puedo atragantarme con la entrepierna de alguno o los flujos vaginales de alguna. Pero para llegar a estar delante de esa persona, antes debemos de pasar una serie de requisitos que nos hace la vida imposible.
La foto. Evidentemente no vas a quedar con nadie sin antes verle la cara, quién dice cara, dice pechos, coño, culo, polla y hasta el DNI si es necesario. Todo esto una vez pasada la barrera de la edad, el peso y la altura.
El porno. Está tan a nuestro alcance, que acaba siendo un marco de referencia sexual para muchas personas, produciendo fracasos garrafales a todos aquellos que lo persiguen en sus relaciones íntimas, por lo que muchas personas esperan que seas capaz de hacer esas posturas al más puro estilo de Almudena Cid o durar penetrando ratos interminables.
El tamaño. En realidad 8 cm serían suficientes en erección, pero ya que tenemos una amplia base de datos gracias a las redes sociales y la facilidad de acceder a fotos privadas, por qué no elegir algo mayor. La virilidad no se mide en cm de polla, pero se sigue eligiendo a la de 18 cm antes que a la de 8.
El cuerpo 10. Aunque para cada persona éste cuerpo sea representado de distinta manera, todos sabemos hay cuerpos estandarizados, como los hombres de los anuncios de fragancias y el poco asco que suele darnos las modelos de Victoria’s Secret.
Definitivamente, antes se follaba más y mejor. Nos hemos vuelto tan tiquismiquis que vamos a las citas con los genitales por delante. Abre tu mente, queda, experimenta, explora y quizás así, si ambos queréis, podéis acabar abriendo algo más allá de la… mente.