EROTISMO

Fases sexuales de la mujer: El deseo

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Los expertos en sexualidad saben que la sexualidad de hombres y mujeres se basa en la consecución de una serie de fases por las que se llega al orgasmo. En el caso de las mujeres, las fases no difieren mucho de los hombres aunque sí tienen una primera que, en los hombres, no suele darse.

Para que te hagas una idea, las fases sexuales de la mujer son: deseo, excitación, meseta y orgasmo. Y cada una de ellas es importante para conseguir alcanzar la siguiente y llegar hasta el final.

Hoy nos vamos a centrar en la fase de deseo, una etapa que, como te hemos dicho antes, no existe en la sexualidad masculina que solo dispone de tres fases: excitación, meseta y orgasmo. ¿Qué ocurre en la fase de deseo en una mujer?

¿Has mirado a una persona y has empezado a fantasear? ¿O has tenido un olor y de repente te has sentido muy bien, con deseo de pensar en alguien o de hacer algo? Pues sí, esa es la fase de deseo, aquella en la que los “deseos”, valga la redundancia, se incrementan y hace que el cuerpo empiece a fantasear con esa persona, olor, etc.

Es una fase que puede desencadenarse por estímulos internos o externos y que nos prepara para las siguientes fases. En este caso no podemos decir que, si no hay deseo, no hay excitación, porque eso no es así, pero sí ayuda a disfrutar mucho más de las siguientes fases porque el cuerpo está más predispuesto a ello que si no hubiera deseo.

Hay que decir también que la fase de deseo se ve influenciada por lo que sentimos física y emocionalmente. Por ejemplo, si eres una persona a la que no le gusta su cuerpo, el deseo por esa otra persona puede frenarse en el momento en que tu mente te manda a la razón, a pensar que esa persona no va a interesarse en ti por cómo eres. Sin embargo, sí que se puede modificar y que el deseo sea mayor o menor (como es habitual en las mujeres, según el momento de la vida por la que esté pasando).

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