¿Cuántas veces te ha pasado que, después de un rato, te has visto incapacitada para tener un orgasmo? ¿Lo has tenido que fingir ya cansada de perder el tiempo? Pues que no vuelva a pasar.
La anorgasmia, o la incapacidad para tener un orgasmo (o muchas dificultades para ello) es algo muy común en las mujeres pero que se puede solucionar con algunos ejercicios. Así que no estás sola y nosotras podemos ayudarte.
Explórate. Lo primero que debes saber es dónde te gusta tocarte, dónde sientes más placer. De ese modo vas a poder decirle a tu pareja dónde ha de tocar para ayudarte a conseguir el orgasmo. Y, aunque creas que eso es malo, no es así, porque él se excitará más al ver que también consigue hacerte disfrutar.
Céntrate. Olvídate del tiempo, de si tu pareja disfruta, de miles de cosas que puede haber en tu cabeza. En ese momento solo debe haber una cosa: tú. Así que no pienses en nada más que en ti y en tu placer. Ya tendrás tiempo después para ocuparte de otras cosas.
Retarda la hora de la penetración. Dale todo el tiempo que puedas a los preliminares porque harán que suba la excitación y estarás más estimulada. De hecho, si se produce la penetración y tienes el orgasmo, no es nada malo porque las mujeres pueden tener varios y así la pareja se sentirá más feliz (porque habrá conseguido que tú disfrutes y, al disfrutar ahora ella, también te provocará que tú vuelvas a excitarte y conseguir llegar al clímax).
Potencia la imaginación. No te olvides que tu mente es muy poderosa y si haces uso de ella vas a conseguir que tu mente elimine esos problemas que son los que te hacen llegar al orgasmo.
Sexo oral. Otra forma para conseguirlo es disfrutar del sexo oral. Es una bonita forma de centrarte en la pareja y de que ésta te conozca y sepa tus puntos más erógenos. De hecho, puede ser el primer ejercicio para que tú te centres en ti misma y en disfrutar, al margen de lo que la otra persona necesite en ese momento.