¿Te ha pasado alguna vez que estás en ese momento en que sabes que viene un orgasmo pero, por más que has puesto de tu parte, no consigues llegar? ¿Y de repente te ha besado y ha ocurrido? Vale, una vez no pasa nada pero, ¿y si se convierte en una costumbre?
Normalmente los besos están cargados de mucho significado, no solo a nivel sexual, sino de intimidad, de cariño, de amor. Y cuando se produce en el sexo, muchos lo pueden interpretar de diferentes formas. Ahora bien, cuando el beso se convierte en el catalizador del orgasmo, ¿qué quiere decir eso?
Pues cuando un beso es la llave para conseguir tu orgasmo se produce una parafilia llamada basoexia, o lo que es lo mismo, que necesitas besar, o que te besen, para llegar al orgasmo.
El psicólogo y sexólogo clínico Ezequiel López comentó lo siguiente al respecto: “Un comportamiento puede ser considerado como una parafilia por una desviación social como la pedofilia o porque se requiere de un estímulo en particular con el que se tiene una relación de necesidad para alcanzar una respuesta de excitación y o de orgasmo. En este caso la basoexia es una parafilia en la medida que la persona requiere de besos para llegar a un orgasmo y sin ellos quizás tenga algo de placer pero no llega al clímax”.
Lo primero que hemos de decir que es la basoexia no es un problema grave ni tampoco podemos decir que sea algo de lo que preocuparse. Sin embargo, si se convierte en algo “imprescindible” para disfrutar de la relación sexual sí que habría que intervenir para poder poner freno a un problema que, en según qué situaciones, puede hacer que te sientas mal.
Estas situaciones podrían ser, por ejemplo, de una pareja a la que no le guste besar o que no quiera besos durante el sexo. Se produce entonces un problema importante y es necesario en ese caso tener otro estímulo que pueda ayudar a disfrutar ambos.
