Cuando estás manteniendo relaciones sexuales, se dice que hablar durante el acto sexual, puede aumentar la excitación de la pareja. Pero siempre hay una excepción: que metas la pata y digas lo que no tienes que decir.
Y es que según los expertos en sexualidad, las personas tendemos a desinhibirnos en esos momentos y a decir cosas que no se deberían decir. Cosas como:
- Decir el nombre de otro. ¿Te ha pasado alguna vez que estás teniendo un sexo maravilloso y se te escapa el nombre de otra persona? Es un palo para el otro y también para ti porque, ¿con quién estabas fantaseando? Pues imagina la excitación dónde se puede quedar.
- Nombrar a los ex. Los ex son parte del pasado, ya no forman parte de tu vida (de ahí que sean ex). Pero si lo nombras para además compararlo con tu nuevo novio, no solo vas a hacer que se sienta incómodo, sino que puede mandarte a paseo por lo que has dicho.
- Darle instrucciones. A ver, no está nada mal darle unas ligeras indicaciones de lo que te gusta y dónde te gusta que te lo haga. El problema es cómo se dicen esas cosas ya que es posible que no sea el momento adecuado para indicarle que, como lo hace, no es como a ti te gusta. Mejor dejar espacio y hablarlo después.
- ¿Estás dentro? Es quizá la peor pregunta que puedes hacer estando en la cama con un hombre. No sentir que está en tu interior es darle una puñalada en el corazón a su hombría ya que los hombres siempre están preocupados por el tamaño del pene.
- Estás gordo. Esta frase, en el momento de más excitación, o con los juegos preliminares, es un mata ganas. Y es que lo peor que puedes hacer en un momento íntimo es meterte con su físico. Si te molesta, espera a otro momento para decírselo, no hace falta que lo hagas consciente cuando lo que intenta es darte placer.
- ¿Ya? Otra de las preguntas que más daña la hombría de los hombres. Ellos son más rápidos que las mujeres, lo sabemos, pero no por ello se les debe echar en cara. Para evitarlo, los juegos preliminares que te hagan alcanzar el clímax más rápido.