Seguro que en alguna novela, o bien en algún club, habrás leído o visto un collar que llevan a cuello las sumisas. En realidad podríamos decir que es uno de los símbolos del BDSM pero también la prueba de que esa persona tiene un o una dominante al que le debe lealtad y con el que está unida.
El collar es en realidad como un anillo de bodas ya que, desde el momento en que el dominante ve preparada a la persona, y además acepta darle su collar (al contrario de lo que se dice en muchas novelas, que es el Amo el que pide que la sumisa lleve el collar), se vincula de ese modo a esa persona y no puede jugar con otros si no tiene permiso de su Amo. De hecho, a nivel de BDSM, todo lo que haga ha de estar supeditado a él (o ella).
Pero, ¿cómo podemos clarificar mejor el collar de una sumisa? Pues en realidad es como una expresión de poder. Imagínate a tu perro, o a tu gato, ¿tienen collar? Eso indica que tiene un dueño. Esto es lo mismo. Una persona (hombre o mujer) con un collar en el mundo del BDSM indica que pertenece a alguien.
Por supuesto, esto no quiere decir que todos los que lleven collar en realidad son amantes del BDSM y tienen Amo, es probable que también sea un fetiche que se utiliza.
Actualmente existen dos tipos de collares:
Collares reales: son collares de verdad que las sumisas y sumisos llevan al cuello.
Collares virtuales: son aquellos que se ponen en Internet en chats, grupos, redes sociales, etc. relacionadas con el BDSM. No los lucen en el cuello sino que suelen tenerlo en el nick que llevan.
Collares especiales: son otro tipo de muestras de pertenencia, bien temporal o definitiva, hacia una persona. En este caso se utilizan otros objetos como pulseras, anillos, etc. que pueden hacer la vez de collar aunque realmente el que se vincula como auténtico siempre es el collar real.
La imposición del collar depende de cada dominante y de si siente que la relación con la persona sumisa puede ser duradera o no.